Nunca en mi vida había pensado en tener hijos, siempre decía que no me gustaban los niños e irónicamente con un poco de gracia siguen sin gustarme. Me causa gracia decir esto pero solo me gusta mi hijo, es que cada día que pasa me enamoran sus gestos, su sonrisa espontanea, su forma de mirar y observar el mundo, sus pequeños berrinches, hasta como llora porque sí que lo hace tierno.
Cabe admitir que no todo es perfecto y color rosa, hay muchísimos días en que no lo entiendo, no sé el porqué de sus llantos y muchas veces me desespero de una manera incalculable. Nunca fui buena amiga de la paciencia y siempre pensaba en mi embarazo “Ojala me llegue esa paciencia, porque donde no sea así estaré jodida“. Cuando mi bebé se desespera mucho, yo me desesperó peor y creo que en esos momentos es donde me sale mi instinto de “No me gustan los niños” pero aun así busco la mejor manera de que se encuentre bien, contento y feliz, una vez que lo consigo vuelvo en estabilidad conmigo misma.
Hay días en que el trasnocho es peor que otros, días donde quiero renunciar y solo quiero dormir, pero al ver su cara tan preciosa, sus risas y sus pucheros, mi corazón late emocionado y solo quiere atenderlo, consentirlo y arrullarlo para que vuelva a dormir.
Admito que las primeras semanas todo era un caos, como dije anteriormente el trasnocho iba variando con los días y mi paciencia era muy poca. Lo alimentaba, cambiaba, sacaba los gases y muchas veces solo seguía llorando era un tanto desesperante. Las cosas fueron avanzando y con ellos mi paciencia fue llegando porque en su momento de llanto me tomaba el tiempo de hacer todo lo necesario hasta calmarlo.
No siempre es así de fácil, muchas veces tengo sueño mucho sueño y quiero solo dormir, pero mi bebé me despierta constantemente en las noches, muchas veces me quedo dormida y su llanto es lo que me vuelve a despertar, mi solución ante eso es sentarme en la orilla de la cama, pensar en mi vida mientras miro al suelo, reaccionar coger a mi bebé, darle de comer y arrullarlo hasta que se duerma para poder seguir con mi sueño.
Sus pucheros lo son todo para mí, así como cada una de sus sonrisas que alegran mis mañanas, mis noches, mis días. Mi bebé me brinda muchas veces tanta tranquilidad que me relaja estar a su lado, claro está cuando no está llorando, jajá.
Tiene cuatro meses y ya sabe sentarse, colocarse el entretenedor, coger su teterito y coger sus maraquitas muchas veces coge su maraquita redonda de color verde con blanco y la empieza a lamer como si fuera una colombina, se ve tan tierno haciéndolo, ciertamente me tiene encantada. Obvio yo mantengo sus juguetes muy limpios y claro está con un poco de ayuda coge sus cosas pues aun está muy chiquito para hacerlo completamente solo.
Mi bebé se entretiene muchísimo con sus propias manitos, se las mira todo el tiempo que sea posible no sé si esto es de todos los bebés pero él lo hace todo el tiempo posible, las mueve, las observa, las analiza y es muy curioso, si le acerco mi mano también empieza a cogerla y analizarla, no entiendo completamente porque lo realiza pero se ve muy adorable haciéndolo porque hasta pucheros se pone hacer cuando se las mira, me enamora cada día más.
En sus citas médicas los doctores me han dicho después de analizarlo que tengo un bebé muy entendido, juicioso y lorito, cada vez que le hablo me responde no le entiendo ni pio pero me responde, muchas veces responde como alegando y hasta risa me da ver que tan chiquito y ya con esas, las veces que he ido al médico me han felicitado porque se nota que le prestó atención, le hablo y lo entretengo, me hace muy feliz saber que mi bebé esta tan bien tanto físicamente como emocionalmente.
En mi casa y en la casa de mi pareja sus abuelos cuando lo tienen es como si tuvieran juguete nuevo, todos emocionados consintiéndolo, hablándole, mimándolo. El amor que le transmiten a mi bebé es lo más perfecto que me puede pasar en la vida, ya que se ve que lo quieren mucho y eso es algo que me emociona de aquí al infinito del multiverso.
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